Hace exactamente cuatro años, me estaba bajando de un auto con dos ex amigas en la puerta de un conocido antro platense con un vestido blanco con corazones.
Ni bien salíamos del vehículo, una de mis acompañantes se desplomaba de borracha en el cordón de la vereda, se mojaba con agua sucia y su hermano corría a rescatarla de la patética escena para dejarme a mí y a mi otra acompañante entrar riéndonos al antro.
Una vez dentro, yo saludaba amigas y conocidas y bailaba como una borrachita quinceañera estúpida.
Un rato después, un sujeto de camisa bordó brillante y pelo aplastado para atrás ponía en práctica una barata pero efectiva táctica de chamuyo y yo lo dejaba que me de un beso.
Después de decirme cochinadas elegantemente y de dejarlo memorizar un teléfono, yo me iba muy contenta.
Me enamoré del monstruo más lindo del mundo, me di cuenta cuando me hizo cosquillas en el pasto; y me vuelvo a dar cuenta cuando no me importa ser una boba cursi y grasosa hablando de aniversarios en un blog.
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3 comentarios:
Wada, la verdad es genial lo que haces con este blog.
Felicitaciones.
Sos mi inspiracion
jaaaaaaaaaaaaaa
que cursi
Bueno, da igual es genial
Beso
hay, nena, nena
sos más tiernitaa
muero por saber cual antro era, juajua
te quiero obsenamente bonita
hola! gracias..
mis apuestas por de la ostia. el antro que en sus viejos tiempos concentraba tanto los besos mas bizarros como los irreversibles.
suerte nena!
besos
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